¡Hola a todos! Hace mucho que no escribía en Osha Social y ahora que vuelvo veo muchos artículos de interés sobre algunos Òrìṣàs en específico, sobre la Mediumnidad e incluso, y confieso que es algo muy alarmante para mí, sobre signos del Dilogún y Odùs de Ifá. Felicito a todos aquellos que han publicado, aunque considero que antes de tocar cosas profundas y de libre interpretación debemos estudiar, valorar y rectificar cosas de uso más cotidiano y que hemos legado sin indagar al respecto. Hoy les propongo como tema: los saludos en las tradiciones yorùbá del culto a los Òrìṣàs. Y lo hago porque recientemente me he encontrado con muchos Ìyàwós que no conocen lo que implica el saludo y el por qué se realiza de esa manera. De ahí que, realizan cualquier gesto y cualquier reverencia por tal de salir al paso y no quedarse mudos ante un auditorio.

El saludo es una forma de reconocimiento de un ser humano a otro y determina por su forma o carácter de expresión la categoría del mismo. Puede indicar afecto, deferencia o incluso pleitesía hacia un grupo de personas, personalidades de mayor o menor rango. En nuestro caso, el saludo es un reconocimiento hacia la deidad en cuestión que se agasaja.
Según comenta la tradición, el origen de esto lo encontramos en una de las historias de Ifá en el Odù Òtúrá Méjì en el cual Olódùmarè al repartir los distintos poderes creó los saludos donde los Òrìşàs masculinos se tendían con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, las palmas tocando el piso y la frente apoyada besando a Otá Olé, la tierra, esta forma de saludo representa el acto de copular o fecundar la tierra.

Los Òrìşàs femeninos, por el contrario, debido a su naturaleza se consideraban de otra manera, pues la menstruación podría contaminar a Otá Olé, la tierra, de modo que se tienden sobre un costado primero y sobre el otro después. Primero, sobre el brazo y codo derecho, y sobre el brazo y codo izquierdo posteriormente.

Si sobrentendemos que un iniciado en Oṣà, ha recibido la irradiación de su Òrìṣàs, deberá realizar los saludos en la forma que corresponde a su filiación tutelar. Sin embargo, más que por esta razón, los yorùbá saludan de esta manera por respeto a los mayores y también cuidado a las mujeres. Estas maneras de saludo se emplean indistintamente según sea el interés del devoto que saluda.

Para los yorùbás la postura física de reverencia más empleada es la reconocida por el nombre de Mo f’orí balẹ̀ (f’orí balẹ̀) cuyo significado es “pongo mi cabeza sobre la tierra”. El Mo f’orí balẹ̀ no es una postura exclusiva para los Òrìṣàs, también se pone de manifiesto al rendirles homenaje a los reyes, reinas, jefes y grandes sacerdotes. Esta acción implica en su ejecución humildad y respeto a los mayores ya sea de índole religioso, espiritual o social. Generalmente, cuando los religiosos rendimos Mo f’orí balẹ̀ empleamos tres variantes de posturas, estas son: Dòbálè, Kúnlè y Yíìka.

El dọ̀bálẹ̀ cuya traducción literal es “pecho en la tierra” proviene de la palabra dùbúlẹ̀, que significa “acostar”. Es realizado por adultos y niños, postrándose en el piso, de cuerpo entero boca abajo. Este es el tipo de postración que, según la tradición, correspondería a los «hijos» de los Òrìṣàs masculinos, como los Olo Obàtálà, Oni Shàngó, etc. Sin embargo, aunque en tradiciones como la afrocubana este saludo pueda ser realizado por mujeres, para los yorùbás es exclusivamente realizado por los hombres pues a pesar de la poligamia y los principios extremadamente machistas, la cultura yorùbá mantiene un extremo cuidado hacia los niños y las mujeres. En las salutaciones, las mujeres no exponen sus senos o vientre, para el caso de las gestantes, acostándose sobre ellos en el suelo como es el acto del dọ̀bálẹ̀, esta costumbre solo se mantuvo en las casas religiosas yorùbá-descendientes en América.

Para las mujeres, es más recomendable realizar en su salutación el Kúnlè.
La palabra yorùbá Kúnlè, significa «arrodillarse«. Kúnlè en la tierra yorùbá es la acción que realizan las mujeres y niñas que consiste en arrodillarse y cruzando los brazos en frente del pecho en acción de súplica. Este se puede hacer hasta con una rodilla en el piso. En la tradición de Òrìṣàs, los hijos de Òsóòsì hacen su saludo peculiar en el piso poniendo solo una rodilla en el piso. En el culto a Ifá se practica mucho al arrodillarse frente a Ọ̀rúnmìlà.

Y por último, tenemos al Yíìka. En la tradición de Òrìṣàs, se adjudica la misma a todos los hijos de Òrìṣàs femeninos, como los Olo Oya, Oni Yémọjá, Olo Òshún, etc., en este tipo de postración el iniciado se postra con la cadera de lado al piso, y pone el codo (del lado que está tocando el piso) en el piso y la otra mano en la cintura. El iniciado luego rota (en yorùbá rotar se dice «yi«) hacia el otro lado y repite la acción del otro lado. El Yíìka, en tradiciones como la afrocubana, se le impone también a los hombres cuyo Òrìṣà tutelar es femenino, sin embargo fue un saludo realizado únicamente por algunas sacerdotisas en los palacios de ciertos Ọba, en la antigua tierra yorùbá.

Como vemos, muchos detalles se perdieron en la transmisión oral y visual. Muchas veces reproducimos lo que vemos sin preguntar y así ha pasado de generación en generación.

Todo tiene un significado, postrarse implica humildad, respeto, veneración y levantar a la persona que se postra implica reconocimiento y agradecimiento a esa persona y a su ángel de la guarda. Algunos mayores, dicen que no levantan a ciertos ahijados porque entregan salud y pierden energía, sin embargo en la frase religiosa que se emplea el mayor al levantar nunca cede nada de su parte. Cuando un mayor levanta a un menor dice: A wọ ọgbọ a tó, Orìsà a gbé o ¡Díde! – “Quien está tirado como la planta rastrera es aquel que enderezamos, Òrìṣà es quien lo levanta ¡Párate!”. Esta frase, llena de bendiciones, se puede utilizar para cualquier persona y especialmente es muy conveniente para los hijos. Su origen filosófico está basado en el hecho de que las yerbas arrastradas que se doblan (bajan su cabeza) ante los fuertes vientos (mayores) sobreviven por siempre; de forma contraria los árboles no inclinan su cabeza al viento y perecen, siendo arrancados de raíz.
Una vez más, nuestras tradiciones nos llaman a cultivar los buenos valores, incluso en el gesto cotidiano de saludar y pedir la bendición. Aprendamos de todo lo que hacemos y escojamos el buen camino. Saludando correctamente brindamos y exigimos respeto y formamos en nosotros y nuestra familia las virtudes que nos requieren los Òrìṣà e Ifá.

Mo dúpẹ́ Pùpọ́!
¡Muchas gracias!

Ifáràbàle
:: Ilé Ifá Ìwà Sùúrù ::

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¡Hola a todos! Hace mucho que no escribía en Osha Social y ahora que vuelvo veo muchos artículos de interés sobre algunos Òrìṣàs en específico, sobre la Mediumnidad e incluso, y confieso que es algo muy alarmante para mí, sobre signos del Dilogún y Odùs de Ifá. Felicito a todos aquellos que han publicado, aunque considero que antes de tocar cosas profundas y de libre interpretación debemos estudiar, valorar y rectificar cosas de uso más cotidiano y que hemos legado sin indagar al respecto. Hoy les propongo como tema: los saludos en las tradiciones yorùbá del culto a los Òrìṣàs. Y lo hago porque recientemente me he encontrado con muchos Ìyàwós que no conocen lo que implica el saludo y el por qué se realiza de esa manera. De ahí que, realizan cualquier gesto y cualquier reverencia por tal de salir al paso y no quedarse mudos ante un auditorio.

El saludo es una forma de reconocimiento de un ser humano a otro y determina por su forma o carácter de expresión la categoría del mismo. Puede indicar afecto, deferencia o incluso pleitesía hacia un grupo de personas, personalidades de mayor o menor rango. En nuestro caso, el saludo es un reconocimiento hacia la deidad en cuestión que se agasaja.
Según comenta la tradición, el origen de esto lo encontramos en una de las historias de Ifá en el Odù Òtúrá Méjì en el cual Olódùmarè al repartir los distintos poderes creó los saludos donde los Òrìşàs masculinos se tendían con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, las palmas tocando el piso y la frente apoyada besando a Otá Olé, la tierra, esta forma de saludo representa el acto de copular o fecundar la tierra.

Los Òrìşàs femeninos, por el contrario, debido a su naturaleza se consideraban de otra manera, pues la menstruación podría contaminar a Otá Olé, la tierra, de modo que se tienden sobre un costado primero y sobre el otro después. Primero, sobre el brazo y codo derecho, y sobre el brazo y codo izquierdo posteriormente.

Si sobrentendemos que un iniciado en Oṣà, ha recibido la irradiación de su Òrìṣàs, deberá realizar los saludos en la forma que corresponde a su filiación tutelar. Sin embargo, más que por esta razón, los yorùbá saludan de esta manera por respeto a los mayores y también cuidado a las mujeres. Estas maneras de saludo se emplean indistintamente según sea el interés del devoto que saluda.

Para los yorùbás la postura física de reverencia más empleada es la reconocida por el nombre de Mo f’orí balẹ̀ (f’orí balẹ̀) cuyo significado es “pongo mi cabeza sobre la tierra”. El Mo f’orí balẹ̀ no es una postura exclusiva para los Òrìṣàs, también se pone de manifiesto al rendirles homenaje a los reyes, reinas, jefes y grandes sacerdotes. Esta acción implica en su ejecución humildad y respeto a los mayores ya sea de índole religioso, espiritual o social. Generalmente, cuando los religiosos rendimos Mo f’orí balẹ̀ empleamos tres variantes de posturas, estas son: Dòbálè, Kúnlè y Yíìka.

El dọ̀bálẹ̀ cuya traducción literal es “pecho en la tierra” proviene de la palabra dùbúlẹ̀, que significa “acostar”. Es realizado por adultos y niños, postrándose en el piso, de cuerpo entero boca abajo. Este es el tipo de postración que, según la tradición, correspondería a los «hijos» de los Òrìṣàs masculinos, como los Olo Obàtálà, Oni Shàngó, etc. Sin embargo, aunque en tradiciones como la afrocubana este saludo pueda ser realizado por mujeres, para los yorùbás es exclusivamente realizado por los hombres pues a pesar de la poligamia y los principios extremadamente machistas, la cultura yorùbá mantiene un extremo cuidado hacia los niños y las mujeres. En las salutaciones, las mujeres no exponen sus senos o vientre, para el caso de las gestantes, acostándose sobre ellos en el suelo como es el acto del dọ̀bálẹ̀, esta costumbre solo se mantuvo en las casas religiosas yorùbá-descendientes en América.

Para las mujeres, es más recomendable realizar en su salutación el Kúnlè.
La palabra yorùbá Kúnlè, significa «arrodillarse«. Kúnlè en la tierra yorùbá es la acción que realizan las mujeres y niñas que consiste en arrodillarse y cruzando los brazos en frente del pecho en acción de súplica. Este se puede hacer hasta con una rodilla en el piso. En la tradición de Òrìṣàs, los hijos de Òsóòsì hacen su saludo peculiar en el piso poniendo solo una rodilla en el piso. En el culto a Ifá se practica mucho al arrodillarse frente a Ọ̀rúnmìlà.

Y por último, tenemos al Yíìka. En la tradición de Òrìṣàs, se adjudica la misma a todos los hijos de Òrìṣàs femeninos, como los Olo Oya, Oni Yémọjá, Olo Òshún, etc., en este tipo de postración el iniciado se postra con la cadera de lado al piso, y pone el codo (del lado que está tocando el piso) en el piso y la otra mano en la cintura. El iniciado luego rota (en yorùbá rotar se dice «yi«) hacia el otro lado y repite la acción del otro lado. El Yíìka, en tradiciones como la afrocubana, se le impone también a los hombres cuyo Òrìṣà tutelar es femenino, sin embargo fue un saludo realizado únicamente por algunas sacerdotisas en los palacios de ciertos Ọba, en la antigua tierra yorùbá.

Como vemos, muchos detalles se perdieron en la transmisión oral y visual. Muchas veces reproducimos lo que vemos sin preguntar y así ha pasado de generación en generación.

Todo tiene un significado, postrarse implica humildad, respeto, veneración y levantar a la persona que se postra implica reconocimiento y agradecimiento a esa persona y a su ángel de la guarda. Algunos mayores, dicen que no levantan a ciertos ahijados porque entregan salud y pierden energía, sin embargo en la frase religiosa que se emplea el mayor al levantar nunca cede nada de su parte. Cuando un mayor levanta a un menor dice: A wọ ọgbọ a tó, Orìsà a gbé o ¡Díde! – “Quien está tirado como la planta rastrera es aquel que enderezamos, Òrìṣà es quien lo levanta ¡Párate!”. Esta frase, llena de bendiciones, se puede utilizar para cualquier persona y especialmente es muy conveniente para los hijos. Su origen filosófico está basado en el hecho de que las yerbas arrastradas que se doblan (bajan su cabeza) ante los fuertes vientos (mayores) sobreviven por siempre; de forma contraria los árboles no inclinan su cabeza al viento y perecen, siendo arrancados de raíz.
Una vez más, nuestras tradiciones nos llaman a cultivar los buenos valores, incluso en el gesto cotidiano de saludar y pedir la bendición. Aprendamos de todo lo que hacemos y escojamos el buen camino. Saludando correctamente brindamos y exigimos respeto y formamos en nosotros y nuestra familia las virtudes que nos requieren los Òrìṣà e Ifá.

Mo dúpẹ́ Pùpọ́!
¡Muchas gracias!

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